La creación del sol y de la luna
México es un país rico en leyendas y relatos. Incluso hay una leyenda acerca de la creación del sol y de la luna. Antes de que existieran el día y la noche en el mundo, todos los dioses se reunieron en Teotihuacan.
La pregunta clave y que todos se hacían era ¿quién alumbraría al mundo? Un dios muy orgulloso, llamado Tecuciztécatl, se ofreció respondiendo: Yo me encargaré de alumbrar al mundo. Después los dioses preguntaron… ¿Quien más?, se miraron los unos a los otros, pero ninguno se atrevía. Entonces voltearon a ver a Nanahuatzin, él era un dios humilde y callado. Nanahuatzin accedió de buena voluntad.
El acto siguiente era dejar a los dioses hacer penitencia, a manera de purificación, para que llegaran limpios a su sacrificio; así pasaron cuatro días y los dioses se reunieron alrededor del fuego para presenciar el sacrificio de Tecuciztécatl y Nanahuatzin.
El primero que tenía que entrar al fuego era Tecuciztécatl, él hizo el intento, pero sintió miedo y no se atrevió, cuatro veces trató, pero no lo hizo, entonces los dioses le pidieron a Nanahuatzin, que entrara… Él no dudó, cerró los ojos y se arrojó. Cuando Tecuciztécatl vio lo que Nanahuatzin había hecho, sintió vergüenza y también se aventó.
Después los dioses miraron hacia el Este y dijeron: Por ahí aparecerá Nanahuatzin en forma de Sol, nadie lo podrá mirar porque lastimará los ojos, resplandecerá y derramará rayos por todos los lugares, tocará todo. Después aparecerá Tecuciztécatl hecho Luna.
Desde entonces existen el día y la noche en el mundo.
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